La información de mi estudio corresponde a un intervalo de tiempo que va desde 1719 a 1799. En Segorbe abarca sólo desde 1757, puesto que los documentos anteriores (de los que se conservan en el Archivo de la Catedral y en el Archivo Municipal) pertenecen a un notario que trabajó en Viver. En ellos las personas provienen de pueblos (Bejís), aldeas (aldea de Canales, del término de Bexís) y masías más o menos aisladas. Pero ya nos informan de la manera de vestir: guardapiés, jubones, delantales, mantillas, etc.
He tenido acceso a 54 inventarios con ropa de mujer y 11 con ropa masculina, con un total de casi 1100 prendas de ropa descritas por los notarios de la época. De entre las mujeres, 26 son segorbinas y 28 de pueblos vecinos como Alcalá de Mora (hoy Alcalá de la Selva) y Albentosa y en Teruel; la Villa de Andilla, Marines y Gátova en Valencia; Navajas, Geldo, Baronía de Novaliches, Caudiel, Altura y Soneja en nuestra comarca. Hay un caso de una pareja de catalanes que se casan y se instalan en Segorbe y otro de una pareja de Jérica en la que la mujer se considera de Segorbe por ser donde reside hasta su boda.
Las profesiones declaradas por las familias son en su mayoría labradores, pero también oficios como panadero, tejedor, oficial papelero, oficial albañil, aladrero y carpintero, maestro carpintero, herrero, oficial zapatero, y otros de mayor prestigio social como médicos y un abogado de los Reales Consejos.
De las normas para aspirar a entrar en las bolsas que sustentaban el Sistema de Insaculación(1) mediante el cual se sorteaban los diferentes cargos públicos en Segorbe podemos deducir que hay unas profesiones mejor consideradas que otras. Son los labradores quienes tenían derecho a estar en los órganos del gobierno local junto a las clases más altas, luego se les supone un nivel socio-económico considerable. Sin embargo, los llamados oficios mecánicos (zapateros, carpinteros, herreros y otros oficios artesanos) son considerados los más bajos.
Si a ésto le añadimos el estudio de la descripción de los ajuares queda demostrado que el traje de labradora del siglo XVIII está muy lejos de ser el atavío pobre de “huertana” que algunos se empeñan en institucionalizar como vestido de menor categoría.
En la indumentaria popular, que no debemos confundir con la de los palacios, los labradores serán los que mejor ropa tienen. El modo de vestir de las mujeres combina diversos tipos de faldas con los jubones y justillos, adornando el conjunto con pañuelos y delantales. Debajo, las camisas y varias enaguas y finalmente calzado y medias, joyas, mantillas y otros complementos.
_________________________________________________