Para salir a la calle, la mujer debía llevar siempre el escote cubierto por un pañuelo, ya fuera de algodón, de lana, de lino, de seda, bordado, estampado…
Distinguimos entre los pañuelos de diario y los de arreglarse. Los primeros son sencillos cuadros de tela de algodón o de lana, que no tienen adornos y cuya única función es la de tapar y abrigar.
Entre los de mudar, lo más habitual de los que nos ha llegado son los pañuelos blancos de tejidos suaves y consistencia tenue. En esta familia incluimos los de muselina, de cambray, de gasa, de"cotonet", de batistilla y de clarín.
Es mucho más raro encontrarlos en seda, aunque sí se describen en los archivos, quizá porque la seda es un elemento más perecedero, más difícil de conservar. En este grupo añadimos los pañuelos más caros, bien por ser de seda o por estar a la última, como los “de China” y “los Malteses”.
En otro apartado asociamos aquellos pañuelos cuya consistencia es más ruda, como el lienzo, el naval (que es un tipo de algodón de grosor medio), y la lana (bayeta).
En el gráfico que sigue el pañuelo adquiere protagonismo como indicador del rango social de su portadora. Vemos por primera vez diferencias entre la riqueza de los tejidos que utilizan las mujeres segorbinas y los demás. En las otras prendas descritas hasta ahora estas diferencias no eran significativas.
Gráfico 4: Porcentaje de mujeres que tienen pañuelos de las diversas categorías. |
“... Un pañuelo de musolina bordado de estambre en diez y ocho sueldos... ... Un pañuelo de seda azul usado catorce sueldos...”
“... Un pañuelo de bayeta escarlatinada en seis sueldos, seis dineros...”
Su forma es un cuadro de alrededor de 90 cm de tela. Cuando se borda se hace en una esquina por una cara y en la contraria por la otra, de manera que al doblarlo en diagonal se logre ver por la superposición, el dibujo de la orilla de la parte de abajo. Pero no nos es ajeno encontrar “picos” o medios pañuelos, que , si bien pueden estar hechos a propósito, también es posible que se trate de herencias, en las que dos personas llegan a compartir un mismo pañuelo.
“... Un medio pañuelo de seda a muestras y otro medio de batistilla con bobillo en una libra, seis sueldos y siete dineros...”
Los dibujos a menudo son unas guirnaldas de motivos vegetales que parten del centro. Éste tendrá un motivo más grande, como una flor, una cesta de flores, un ramillete, etc. El punto más comúnmente utilizado es la cadeneta, así como los deshilados (filtré, calado de aguja). En otro tipo de pañuelos pueden aparecer motivos sueltos que suelen ser flores o pájaros. En estos pañuelos blancos el color del bordado va desde el blanco, que es el más repetido, a bordados en un color (rojo, azul...), pasando por policromías y bordados con hilos de metal de oro o plata, con lentejuelas. Se rematan bien con una simple orilla, bien con ondas festoneadas, con encajes , cintas o farfalanes.
Además hay pañuelos cuyo tejido es de color (rojo, azul, marrón, negro, paja...), y generalmente de seda, que aunque no son tan abundantes también hay que tenerlos en cuenta, pues están bastante extendidos. En ellos los tipos de bordados son los mismos que los blancos y también pueden llevar lentejuelas, aunque todo apunta a que estos últimos serían más modernos, de la primera mitad del siglo XIX.
“... Dos pañuelos nuevos de seda de colores de dos caras en
dos libras...”
Normalmente, en una misma zona geográfica suelen coincidir bastante los
dibujos, lo que nos indica que, o bien una persona hacía los dibujos, o que
unas personas copiaban a otras. Pero lo más curioso es ver cómo este tipo de
pañuelos, en material y en bordados, se corresponde con los utilizados en los
vestidos aristocráticos de influencia francesa , como muestra de la interacción
de la moda en todas las clases sociales.
La disposición del pañuelo sobre los hombros no ha de implicar
dificultad alguna, pues debemos pensar en la propia función de éste, que, como se cita anteriormente, no es otra que la
de cubrir el escote. Hay que tener en cuenta que la mujer en su casa no cuenta
con ayuda alguna ni para vestirse ni para peinarse, por lo que todos los usos
que hagamos de la indumentaria tradicional que presenten la necesidad de
involucrar a otras personas son, como poco, sospechosos de no respetar la
realidad de la época.
A partir de los años 70 de este siglo XVIII, a menudo nos encontramos el
pañuelo emparejado con la corbata, que es una pieza estrecha y larga que
se anudaría al cuello tras rodearlo, de modo similar al de la corbata
masculina.
El uso de la corbata está documentada desde 1773 a 1799. Debió ser una
influencia de la moda urbana. De los 10 inventarios de esos años de mujeres de
Segorbe, 5 las muestran ( 50 %), frente a sólo 3 de los 17 inventarios de otros
pueblos ( 18 %).
“... Un delantal de
clarín y una corbata con encajes en quatro libras y 16 sueldos...”
“... Un pañuelo negro y una
corbata en una libra, seis sueldos y siete dineros...”
“... Un pañuelo y corbata de
musolina usados en una libra, un sueldo y quatro dineros...”
“...Una corbata de
musolina a ramos en treze sueldos...”