lunes, 29 de febrero de 2016

Faldillas, sayas y sayalejos.





   Para uso cotidiano, así como para dar volumen bajo un guardapiés, se usan faldillas y sayas.

   La faldilla o faldellín es un guardapiés para uso interior o para uso diario que tiene la apertura por delante. Está confeccionada con tejidos de menor calidad de lana, seda y algodón.

“... Unas faldillas de llevar color verde...”

   Las faldillas de lana son de bayeta o de estameña de casa de color azul, encarnado, negro o verde. Hechas de seda tenemos una de "sarja con puntilla blanca" y otra de "iladillo de color verde". Por último hay una verde de hilo y algodón y dos amarillas, una cuyo material no consta y la otra de hilo y lana.

Miembro del grupo folclórico Alimara. Valencia 2014.


   No agrupamos las faldillas y las sayas con los guardapiés porque comprobamos que las dos mujeres que tienen sayas también poseen faldillas, guardapiés y basquiñas, diferenciadas así por el notario que redacta los documentos. Suponemos que como son prendas vulgares no se incluyen habitualmente en las dotes, pues sólo constan 2 faldillas en Segorbe y 9 en los pueblos, así como una saya en Canales y dos en Caudiel.

   Las sayas se describen al igual que las faldillas de bayeta de la tierra y de sarga, aunque parecen ser de una categoría superior y de uso exterior.  De hecho la tercera saya que aparece es de tabí, un tejido parecido al tafetán grueso que hace aguas y ondas. Otra pista la encontramos una vez más en el diccionario:

SAYA, vestido de muger que prende de la cintura hasta los pies...( )... Las señoras en lugar de saya usan el que llaman guardapies.
TER M 1788 (Pag: 447,1)

      Nosotros las identificamos como prendas de invierno.

   La primera aparición de “refajo” en el diccionario data de 1817, pero no es hasta 1852 cuando, en su segunda acepción, la definición coincide con nuestra apreciación:

...”Saya exterior de que usan las mujeres en algunas provincias de España: es ordinariamente corta, y se cruza por detrás...// Zagalejo interior de bayeta ú otra tela tupida, que usan las mujeres para abrigo. “ 
RAE U 1852. (Pag: 594,2) 
   En muchos lugares las sayas se usaron prácticamente hasta finales del siglo XIX, por lo que se han conservado mejor las más recientes, aunque varía su confección de acuerdo con la moda de cada momento.

Refajo antiguo propiedad de Pilar Ibáñez. Segorbe

    Suelen ser de un color liso, (azul, verde, rojo y amarillo son los más abundantes).

   En épocas más recientes las sayas o refajos se adornan con dibujos estampados, con cintas o bordados, que suelen ser los más apreciados. También los hay de tela rayada o formando cuadros. Otro tipo de adorno es el picado o recorte de paño de color con formas geométricas contrastando con el color principal.






   El sayalejo es una falda de algodón, que también tenía un doble uso como interior y exterior. A las telas de algodón fino, rayado o estampado con motivos florales se les llama indianas. El nombre proviene del origen “de las Indias” de estos tejidos. 

  Tomamos la denominación “sayalejo” de los documentos consultados, aunque en los últimos también lo citan como “sagalejo”. En el diccionario aparece como "zagalejo".

   En nuestro estudio hemos contabilizado nueve zagalejos, ocho de ellos de indiana y el noveno no especifica el tejido. Los colores son azul, pie blanco y colores, blanco y oscuro.  Hay cuatro en los que no consta.

   Puede ser simplemente una falda fruncida en la cintura o estar adornado con un volante de la misma tela y con cintas de colores. El zagalejo hallado en Segorbe es, además, plisado, tanto la falda como el volante.


Reproducción de sayalejo plisado de indiana con pie blanco.


   Las primeras indianas eran consideradas tejidos de lujo, puesto que no todo el mundo tenía acceso a ellas. De hecho, llegaron con más facilidad cuando en 1760, Carlos III permitió la entrada en España y en las Indias de tejidos de algodón o con mezcla hechos en el extranjero, para saber qué consecuencias tenía esta decisión en la economía. Tras comprobar la repercusión negativa que esta apertura del comercio tenía sobre la Hacienda, volvió a prohibirlos, so pena de decomiso tanto del género como de los carruajes y animales que se utilizaran para su transporte, así como el pago de veinte reales por vara. (*)

   No fue hasta 1797 que se decretó al fin la libertad comercial, lo que coincide con el mayor uso en Segorbe de este tejido tanto en sayalejos como en pañuelos, delantales, ropa de cámara y algún jubón. La proporción es 62’5% de piezas datadas entre 1797 y 1799 frente al 37’5% de piezas anteriores.


(*) Ruth de la Puerta. "El llenguatge del vestit". Edicions del Bullent. Páginas 50 y 51.